2022
Dirección, coreografía e interpretación: Miguel Ballarín
Asistencia de investigación: Darío Alva y Diego Navarro
Música y sonorización: Diego Navarro
Atrezo y diseño visual: Darío Alva
Producción: Programa Art i Context, IVAM
Coral: ese, roto, cuerpo, mío. Planetario: un fómite
Ejercicio de cuidado, darle al cuerpo lo que pide aunque no sea lo que quiere.
Entre la técnica se encuentra algo parecido a un hogar, o a un desagüe, un lugar espiral y magnético, centrípeto. No siempre el que uno quisiera que le correspondiese. Una confusión llama a esto “estilo”. Por ello aceptar ese lugar es también aceptarse a uno mismo (a su cuerpo). Dominarlo es reconocerse y se parece mucho a quererse.
Allí podrían vivir algunos peces de colores.
Ese sitio no está dentro, es una confección, requiere de estudio y ensamblaje. Es una forma de llegar adentro desde afuera: un ejercicio especular. Las cosas son espejos y se explican entre sí. Lo íntimo es aquello dentro de uno que se necesita de otro para explorar; la soledad no es íntima. Existen intimidades de la forma.
En otras palabras: el movimiento personal es social, aprendido, apropiado y modulado por cada cual. Es un ocupar y un reformar. ¿Cómo habitar lo que otros construyeron para sí? ¿Con qué material construir lo que aún no existe?
Pienso que la unidad mínima se usa para medirse a sí misma: es clásica. Episodio introductorio: veo la lámpara a su propia luz e ilumina lo demás.
El tuétano de la danza pudiera ser una postura y otra y el movimiento entre ambas (tendría el doble de escultura que de dejar de serlo). Esto es una frivolidad. La danza es un continuo que pensamos en discreto: paso a paso.
Hay pasos que son cimientos y nos dan seguridad, sabiendo ir(nos) de ellos, de muchos modos, y llegar a ellos, de otros tantos. Son nodos, encrucijadas, intersecciones, empalmes, vestíbulos de lo demás. Ese es el tablero. Un punto y otro y otro, y los caminos entre sí. El laberinto. La constelación. La carta de navegación.
El mapa es un objeto vibrante, poderoso, la yesca que contagia una misma lumbre. La sensatez confiesa que no nos corresponde ni empezarlo a trazar ni darlo por terminado. Sí compartirlo con quien lo quiera intervenir. Un observatorio de plazas sin numerar. Es un guipur, geométrico y exento, singladura decisoria y un astrario compartido que nunca fue mío ya.